Asunto que hoy día se debate como problema o panacea, en su libro El tiempo en ruinas (2003) el antropólogo Marc Augé ya cuestionaba la eficacia formativa del turismo de masas, devenido más como «fábrica de recuerdos» que como fuente de conocimiento. En esta época de saturación informativa, de recorridos virtuales que «permiten ver antes de ir para volver a ver», ¿quién se atreverá a contradecir al cliente/turista? ¿Cómo no mostrar(le) aquellos lugares que ha marcado en rojo? En consecuencia, el viaje se convierte en una verificación, donde «para no decepcionar, lo real deberá parecerse a su imagen». Pero, ¿y si esas «visitas obligadas» son del todo irreconocibles? Este es el desafío que plantea De Florencia a Sevilla, la nueva individual de Liviana Leone en el hotel Lima, de Marbella, dentro del ciclo Lima Contemporánea, comisariado por Paco Sanguino.
Viajera impenitente, su objeto de estudio se ha centrado en el ser humano y su relación con la sociedad, causante de malestares y trastornos psicológicos. Individuos atrapados en tesituras vitales donde la elección o resolución se antoja, cuando menos, conflictiva. Seres inermes o atribulados, casi meras presencias (a veces fantasmáticas) que ¿habitan? espacios urbanos indeterminados, ajenos a cualquier tiempo o lugar. Una línea argumental que se mantiene en la presente exposición, compuesta por 16 obras a técnica mixta sobre tabla, con alternancia de registros en blancos cuasimonocromos (Los círculos viciosos I, II y III) junto a policromías cálidas y sugerentes (Stop; Santas visiones); ejercicios de contundente densidad matérica (Rosso Roma; ST-2) y preferencia por formatos verticales (50 x 122 centímetros) de gran sentido perceptivo y voluntad fronteriza.
Fronteriza porque estas piezas son la puerta de entrada o «de embarque» a un trayecto más reflexivo que físico (Callar; Piénsate libre; Todos somos poetas); un itinerario inverso (De Florencia a Sevilla) que, sin embargo, carece de referentes reconocibles: desaparece toda concreción topográfica, descriptiva o situacional (esas visitas imprescindibles de obligado selfi) en favor de una secuencia fragmentaria de impresiones e historias, emotivas o inconfesables.
Periodista de La Opinión de Málaga